Ética del Western
Lo bueno de estrenarse en este mundillo del cine con una obra casi maestra, magnética, y un marcado ejercicio de estilo, como en su día fue Blood Simple, ópera prima de los Coen (esos hermanos que se mimetizan en las áridas tierras de la América profunda), es que en posteriores entregas de su filmografía basta con adaptarse a las reglas que se marcaron a mediados de los 80.
A saber:
1) Sus historias arrancan con un planteamiento original y sencillo, pero devienen en situaciones impredecibles. La mezcla del thriller con el western, de la banda sonora repleta de temas de música country, con paisajes fronterizos, sudores fríos en cuartos de baño cálidos, y sobre todo sangre, mucha sangre.
2)También impredecibles son sus personajes, cínicos, con el humor teñido de negro que tanto gusta a estos cineastas; además de oscuros son pasivos, abandonados en las formas, pero valientes cuando se enfrentan a un destino que les da las espalda, y ante el que nada pueden hacer. Fuck you. Está escrito. Ellos escriben, dirigen y producen.
3)Un estilo, los cineastas de la brecha. El dedo en la llaga de los géneros clásicos americanos. La subversión más respetuosa de las tradiciones fílmicas.
Y así, con las cosas tan claras da gusto, ya pueden dedicarse a escribir sus propios guiones o adaptar una novela del sensacional Cormac McCarthy, como este No Country for Old Men, que siempre van a aplicar sus depuradas señas de identidad. No se trata de una adaptación, sino más bien es una re-escritura de la obra original y el secreto de su éxito reside en puntualizar (en lugar de subrayar) el estilo de McCarthy. Un film visceral y seco, con un trabajo perfecto por parte de todos sus apartados técnicos (sonido e imagen).
A saber:
1) Sus historias arrancan con un planteamiento original y sencillo, pero devienen en situaciones impredecibles. La mezcla del thriller con el western, de la banda sonora repleta de temas de música country, con paisajes fronterizos, sudores fríos en cuartos de baño cálidos, y sobre todo sangre, mucha sangre.
2)También impredecibles son sus personajes, cínicos, con el humor teñido de negro que tanto gusta a estos cineastas; además de oscuros son pasivos, abandonados en las formas, pero valientes cuando se enfrentan a un destino que les da las espalda, y ante el que nada pueden hacer. Fuck you. Está escrito. Ellos escriben, dirigen y producen.
3)Un estilo, los cineastas de la brecha. El dedo en la llaga de los géneros clásicos americanos. La subversión más respetuosa de las tradiciones fílmicas.
Y así, con las cosas tan claras da gusto, ya pueden dedicarse a escribir sus propios guiones o adaptar una novela del sensacional Cormac McCarthy, como este No Country for Old Men, que siempre van a aplicar sus depuradas señas de identidad. No se trata de una adaptación, sino más bien es una re-escritura de la obra original y el secreto de su éxito reside en puntualizar (en lugar de subrayar) el estilo de McCarthy. Un film visceral y seco, con un trabajo perfecto por parte de todos sus apartados técnicos (sonido e imagen).
En cuanto a Bardem, impone muchísimo respeto y miedo, y está tan bien como todos sus compañeros. El quinteto actoral está de muerte, algo que no tiene mucho mérito pues bajo la dirección de los hermanos de Minnesota jamás hubo un actor mediocre. Tommy Lee Jones, Josh Brolin, Javier Bardem, Woody Harrelson, y por fin una mujer, Kelly MacDonald, a la que entregan toda la valentía y dignidad de la que carecen el resto.
Toda la película funciona como manual de ética del Western, con sus reflexiones (nunca discursivas) sobre la moralidad de los hombres buenos, ambiciosos, de los hombres cuerdos, y los hombres viejos. El problema llega a la hora de interconectar tres historias paralelas, o perpendiculares, y en su defecto es donde pierde fuerza el conjunto. Y cuando los Coen olvidan el concepto de música y nos dejan a solas con las ásperas imágenes de su último film.
Horas después de su visionado resuenan los ecos de una película perfecta, aunque No Country for Old Men no lo sea.
Toda la película funciona como manual de ética del Western, con sus reflexiones (nunca discursivas) sobre la moralidad de los hombres buenos, ambiciosos, de los hombres cuerdos, y los hombres viejos. El problema llega a la hora de interconectar tres historias paralelas, o perpendiculares, y en su defecto es donde pierde fuerza el conjunto. Y cuando los Coen olvidan el concepto de música y nos dejan a solas con las ásperas imágenes de su último film.
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1 comentario:
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