Nadie se fijaba en Frank Lucas (Denzel Washington), el silencioso chófer de uno de los jefes mafiosos negros del centro de la ciudad. Pero cuando el jefe muere inesperadamente, Frank decide aprovechar la puerta que ha quedado abierta en la estructura de poder para construir su propio imperio y hacer realidad su versión del sueño americano. Gracias a su ingenio y a una estricta ética de los negocios, se hace con el control del tráfico de drogas en el corazón de la ciudad, inundando las calles con un producto de mayor calidad a mejor precio. Lucas es más listo que todos los demás grupos mafiosos y no solo acaba convirtiéndose en uno de los mayores narcotraficantes de la ciudad, sino también en una de sus superestrellas cívicas. Richie Roberts (Russell Crowe) es un policía marginado que conoce bien las calles y nota que el poder del hampa está cambiando de manos. Cree que una persona ajena a los clanes conocidos trepa por la escalera del poder. Tanto Richie Roberts como Frank Lucas comparten un estricto código ético que les aparta del resto de sus coetáneos, transformándolos en dos figuras solitarias en lados opuestos de la ley. Al cruzarse sus destinos no tarda en estallar una confrontación de la que seguramente sólo uno saldrá ganando...
Muchas son las comparaciones que se han hecho para con el último film de Ridley Scott, unas más acertadas que otras. Sí se puede decir que American Gangster es el French Connection de Russell Crowe, o el Scarface de Denzel Washington, pero no The Godfather, no es comparable... Tampoco se puede comparar con otro thriller del año, Zodiac de David Fincher, porque Fincher es mejor director que Scott, más metódico y riguroso. Eso sí, el señor Ridley Scott tiene un gran sentido del espectáculo. Y ahí está American Gangster, un espectáculo que no acusa su duración y que avanza por dos senderos separados (dos grandes intérpretes; recupera al mejor Rusell Crowe, y con un poderoso Denzel Washington, pero poco creíble en su versión más violenta) y sin sorpresas ni giros bruscos de guión, dos senderos que acaban por juntarse en una de las imágenes del año: Washington en las escaleras de la iglesia y Crowe esperando desde abajo, y el previo desvalijamiento. El film tiene a su favor una exacta recreación de la década de los 70 y en su contra, unos personajes, los que se mueven por American Gangster, que no conservan los principios de los Corleone. En definitiva una película estupenda si vas al cine libre de pretensiones y olvidas por una tarde las grandes obras maestras del género.
1 comentario:
Ya he dejado claro lo que pienso de Eastwoof, mejor de Haggis, un gran tramposo (es decir, guionista de mierda), pero me parece muy sospechoso que incluyas todas las pelis de Harry el sucio en tu lista de los tops... claro, las recientes, porque de las que hacía con un orangután nadie se acuerda ¿eh?...
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