El trabajo de dicción y gesticulación de Brad Pitt convierte a su personaje en el panoli más entrañable de la factoría Coen. (...) Si pensaban que varias estatuillas de los Oscar en la vitrina iban a incomodar a los Coen se equivocaban, de lleno. Como si las matemáticas hubiesen encontrado la ecuación de tercer grado para alcanzar la comedia perfectamente engrasada, como un póster que imita al Saul Bass de las películas de Hitchcock, Quemar después de leer funciona con la precisión de Con la muerte en los talones y lleva incorporada una bomba de relojería rítmica.
9.- Vicky Cristina Barcelona (Woody Allen)
Es la primera película de Woody Allen desde Annie Hall que no parece de Woody, con todo lo que eso significa. El riesgo que arrastra es el de ser tomada como una obra menor (infravalorada), como si tal cosa fuese defecto en lugar de virtud. Rebecca Hall está sorprendentemente elegante, pero Penélope se merienda al resto del reparto y sus discusiones en español con Bardem son de reírse a carcajadas, pero no por el ingenio sino por la frescura.
8.- Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal (Steven Spielberg)
Spielberg dirige esta cuarta entrega en su mejor momento de forma, bien agarrado a su imprescindible operador de cámara Janusz Kaminski, que da la enésima lección de cine magistral de su carrera. Un film de aventuras agitado, brillante, de ritmo vertiginoso, nostálgico, sarcástico, desenfrenado. Nunca es tarde para desempolvar a Harrison Ford y John Williams.
7.- Escondidos en Brujas (Martin McDonagh)
La sorpresa del año. Brillante comedia negrísima con un suspense vertiginoso, muy disfrutable. Tiene escenas magníficas que permanecen en el recuerdo. Mi reconciliación con Colin Farrell, que cuenta con la complicidad del estupendo Brendan Gleeson.
6.- Camino (Javier Fresser)
Extraordinaria. Lo mejor, el talento de Fesser para combinar las escenas más acarameladas con un cine aterrador, brutal y desgarrador, sin perder por ello la emotividad que merecía la película. Se arriesga en cada decisión y emociona allí donde muere el relato. Nerea es maravillosa.
5.- The Happening (M. Night Shyamalan)
Es cierto que el guión es flojo, y las interpretaciones son, por poner un adjetivo general y que no hiera, malas. Pero el dominio absoluto y sosegado que tiene Shyamalan de su cinematografía permanece intacto. (...) La labor del director está en la superficie pero tiene su repercusión en las profundidades cinematográficas del film, de ahí lo difícil que resulta abstraerla de otras tareas menos meritorias como la trama argumental o el trabajo actoral.
4.- Two Lovers (James Gray)
James Gray ha alcanzado en su cuarta película la depuración de un estilo, el de una cámara en apariencia tímida, pero firme y segura. Aunque más allá de la elegante dirección de James Gray, Two Lovers es una película sorprendentemente concisa sobre la idea de un hombre que conoce a dos mujeres, se enamora de ambas, pero solo puede demostrárselo a una. Joaquin Phoenix le da un soplo de vida trágico y turbador a toda la película. (...) Un drama romántico intimista ajeno a las preocupaciones de su tiempo. Atemporal.
3.- El curioso caso de Benjamin Button (David Fincher)
No puedo buscarle los defectos a una película que tanto regala, que no se agota en el intento de ser cada plano mejor que el anterior. En la segunda mitad la película se vuelve conmoción. (...) Imprescindible e inolvidable. Entre todos podemos hacer que Benjamin Button transcienda su tiempo y perdure en la memoria como el clásico que merece ser.
2.- The Dark Knight (Christopher Nolan)
Obra referencial en su subgénero, el thriller de superhéroes. Una película que no te debes perder. (...) Monstruosa creación de Heath Ledger. (...) Éxtasis narrativo, un clímax de dos horas y media que tan pronto sobrecoge como
excita, que tensa la cuerda de los blockbuster del cine de palomitas,
del cine comercial de Hollywood hacia el estilo que marca Christopher Nolan. Excelente.
1.- Déjame entrar (Tomas Alfredson)
Lo que primordialmente te pega a la butaca, te deja boquiabierto y te paraliza el cuerpo es la forma de dirigir del sueco Tomas Alfredson, que hace gala de una precisión impresionante en cada secuencia. Let the right one in te emociona, te noquea, te enamora y te acojona. Todavía queda tiempo para descubrir atónitos un clímax a mitad de película que va de lo terrorífico a lo romántico con una habilidad absolutamente asombrosa. Sólo la rendición hará justicia a esta preciosa obra maestra.