viernes, 30 de abril de 2010

domingo, 25 de abril de 2010

Alicia en el País de las Maravillas (2010)

Alicia ya no vive aquí


Con Tim Burton tengo un problema enorme, no soy capaz de distinguir entre lo que me encanta y lo que me irrita de su cine (no tan peculiar como algunos quieren creer). La Alicia en el País de las Maravillas de Lewis Carroll era una obra sobre la anarquía de la imaginación, y en el film de Burton no hay rastro ni de imaginación, ni de anarquía. 

La película se deja ver gracias a la presencia delicada de Mia Wasikowska, una Alicia crecidita, que tiene todo lo que le falta al resto de la adaptación. Wasikowska está elegante, coherente, inteligente y completamente ajena a un film que se le ha ido de las manos a Tim Burton. No hay un pulso narrativo, todos los personajes y la mayoría de las situaciones están desaprovechados. Burton viene para demostrar de nuevo que él es un artista muchísimo más dotado para la grieta que para el campo abierto.

Johnny Depp está horrible, alguien debería decirle que loco no significa, ni por asomo, gilipollas. Claro que con esa peluca naranja y esos ojos verde chillón es imposible estar decente. Su bailecito final es descaradamente patético. Suena todo a parodia, y en el duelo de hermanísimas entre Helena Bonham Carter y Anne Hathaway ninguna pasa del amago de caricatura. Merece la pena, sin embargo, disfrutar con las voces de los tres actores británicos de raza que están detrás del gato, el conejo y la oruga. Son Stephen Fry, Michael Sheen y Alan Rickman.


Burton es un autor que ha tomado la estética como seña de identidad (por encima de la forma y muy por encima del discurso). La estética de Alicia es la misma que se puede disfrutar en cualquier cuadro de Mark Ryden (googléenlo), a lo que hay que sumar el exceso fastuoso de luz y color en vena habitual en el director, al que ya nos acostumbró en Charlie y la Fábrica de Chocolate. De tan irreverente y estúpida que es, resulta imposible tomarse en serio esta adaptación. Y ése es parte de su encanto.

Aunque lo maravilloso de Wonderland siempre fue encontrarse con una Alicia nueva y adulta, y con myself. Pero yo en esta madriguera preferiría no meterme.


viernes, 23 de abril de 2010

Tim Burton conoce a Alicia


Creo que Tim Burton no es el chico raro de la clase. Y lo digo en serio. Yo creo que Tim Burton se enamoró de la chica que se sentaba sola en clase, la chica que murmuraba y vestía de negro, la chica que no mira a los ojos cuando te habla. Y ahora hace películas para ella, para nadie más.

¿Y si Tim Burton fuese un Walt Disney descongelado? Con sus cuentos de hadas travestidas, con sus empalagosos momentos musicales, con sus perversiones estrambóticas y sus siniestros traumas infantiles, con sus fábulas de color. La respuesta está en Alicia en el País de las Maravillas.

miércoles, 21 de abril de 2010

jueves, 15 de abril de 2010

The Ghost Writer (2010)

Tony Blair y Ana Rosa. Fuera de campo



SINOPSIS: Cuando un escritor acepta terminar las memorias del antiguo primer ministro Adam Lang, su agente le asegura que se trata de la oportunidad de su vida. Pero el proyecto parece condenado desde un primer momento, empezando por el hecho de que su predecesor en el mismo, que llevaba muchos años como ayudante de Lang, muriera en un desgraciado accidente. 

La adaptación de Roman Polanski de la novela El poder en la sombra, de Robert Harris, es la vuelta a la dirección de uno de los cineastas vivos más reputados (premiado con el Oscar, el Globo de Oro, el Goya y la Palma de Oro en Cannes), y que, sin embargo, salta con frecuencia a ser el centro de los medios de comunicación por motivos escandalosos que nada tienen que ver con el cine.

The Ghost Writer es un thriller de suspense, ágil e inteligente protagonizado por un correctísimo Ewan McGregor, el Obi Wan Kenobi escocés de Trainspotting, Moulin Rouge y Big Fish; y Pierce Brosnan, que mas que un actor parece un elegante vendedor de seguros. Destaca la presencia  femenina e inquietante de Olivia Williams (una actriz sosísima que aquí está sorprendentemente misteriosa). Es una película entretenidísima, llevada con mano efectiva por un señor que se ha ganado a pulso y a base de pulso el derecho a estar en todas las portadas. Corran a verla.

Polanski lleva un Fritz Lang escondido en su cuadernillo de planificación, planifica con la precisión, con la habilidad del mejor Lang, del de los años 50, del de Los sobornados y Más allá de la duda. Sin adornarse, sin exhibirse, el cineasta polaco rueda a plano fijo y lo explota en la medida que le es posible. Y solo levanta la voz para decir “aquí estoy yo” en el final. Con un travelling lateral que nos trae la revelación sorpresa, en el que un papel pasa de mano en mano. Y con una muerte en fuera de campo, que  conociendo a Polanski se podría decir que no es casualidad. Es, desde luego, una llamada de socorro alarmante.

Las referencias a los problemas con la justicia y a la reclusión de Polanski en El escritor son casi tan explícitas como las alusiones a la política, y el dedo acusador del novelista Robert Harris sobre la dudosa gestión del ex-Primer Ministro inglés Tony Blair está también presente en el film, sin ninguna clase de disimulo.


El escenario principal es el despacho de trabajo de un protagonista sin nombre, con una cristalera que funciona como un trampantojo, desde donde podemos observar a ese sirviente oriental que se dedica a barrer la playa de arena un día de tormenta. Tan estúpido como desconcertante.

A lo mejor es una llamada de atención también porque Ana Rosa siempre quiso ser Tony Blair, y Blair siempre quiso ser Ana Rosa. Y lo mismo Ewan McGregor se esfuerza duramente para llegar a ser Pierce Brosnam, sin darse cuenta de que Brosnam lo daría todo por volver a ser como McGregor. Fin de la partida. Tarde o temprano ambos van a morir.

El hilo invisible (2017)

Para el chico hambriento El artista como loco déspota, la moda como vehículo de apariencias y el amor como enfermedad. ‘Phantom Th...