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domingo, 26 de febrero de 2017

Lo mejor de 2016


3 – Múltiple (M. Night Shyamalan)


El regreso de Shyamalan por la puerta grande. Él es un artista y se monta sus cuadros dónde y cómo le da la gana. Con niños que dicen ver muertos, superhéroes que no conocen sus poderes, plantas asesinas, o zumbados que buscan excusas para comerse a adolescentes. Y luego está Anya Taylor-Joy, para romperte la cabeza. Una película magnífica de genio escondido.

2  La llegada (Denis Villeneuve)


Hacía tiempo que no me emocionaba tanto con una película. Y no puede ser casualidad que lo consiga una que trata sobre cómo adentrarse en un agujero oscuro e intentar comunicarse. Tan delicada como acojonante, La llegada es a la vez ciencia ficción y cine intimista. Me dicen que su sección de intriga está ejecutada con pincel fino, pero a brocha gorda la de introspección. Al diablo con eso, hay que ser ambiciosos y a veces también algo pretenciosos. A mí me parece elegantísima. Esto no es una carta de amor a un director o a un actor, es un mensaje a saludar con cariño a las películas que siendo solamente eso, películas, aún consiguen comunicar grandes ideas y emociones.

1  La La Land (Damien Chazelle)



Primero, el gancho: la química mágica entre Emma Stone y Ryan Gosling. Luego una serie de números musicales a cada cual más brillante para llevar la película a un lugar privilegiado. Más que la película del momento, La La Land es un film prodigioso. De esos que a fuerza de rozar el ridículo tantas veces acaban por tocar una tecla muy cercana: la del cine inolvidable. Y en esto, la escena del baile al amanecer es clave.

viernes, 12 de febrero de 2016

Lo mejor del 2015

– Carol (Todd Haynes)



Aunque popularizada en algunos medios como una especie de Brokeback Mountain femenina, sin embargo, el asunto de la homosexualidad es apenas motivo de drama en la película de Todd Haynes. Cate Blanchett hace de Cate Blanchett, Rooney Mara de Rooney Mara, (dos actrices muy cerebrales a las que no me atrevería a soltar en una película apasionada) y ambas disfrutan pasando tiempo juntas. Dos mujeres enamoradas en el Nueva York de los años 50, en una película (ahí es nada) sofisticada, íntima, elegante y sutil, bellamente diseñada para dibujar círculos.

– The Hateful Eight (Quentin Tarantino) 



The Hateful Eight es, sobre todo, exhibición de talento, así que entiendo que pueda irritar a unos pocos, pero es el trabajo de alguien que escribe, filma y edita sin límites y con un talento descomunal para remover, despertar, o provocar pasiones subterráneas. Podemos ponernos de acuerdo en que le sobran cosas aquí y allá, es un poco salvaje estrenarla comercialmente con 168 minutos, esto lo sabrá Tarantino igual que lo sabemos nosotros y aún así hace lo que él quiere. Sigo pensando que Tarantino es un guionista muy llamativo, pero un cineasta mayúsculo. ¿Teatral? En términos puramente cinematográficos, esto es Misa.

Mad Max: Fury Road (George Miller) 


Visualmente es un prodigio, tiene una fotografía maravillosa, de colores intensos con mucho contraste. Pero es que además la película cultiva un tipo de salvajismo tan excitante en planteamientos, personajes y situaciones que te pone al borde de la butaca de inicio a fin. No suelo pensar en términos de género, pero si lo hiciera, y con la forma en que dinamita el cine de acción, esto se parecería mucho a una hermosa obra maestra.

sábado, 31 de enero de 2015

Lo mejor del 2014

10 Interstellar (Christopher Nolan)


Si alguien tiene que salvar el mundo está bien que sea Matthew McConaughey. Un actor primero despreciado, después venido arriba con esfuerzo, talento y suerte. Y esa redención es parte de su encanto. Los amantes de las películas del espacio, escafandras, agujeros negros y gravedad cero, celebramos Interstellar como una fiesta. Aunque sea muy burra.

– Noé (Darren Aronofsky)


La película de un cineasta personalísimo. Aronofsky trabaja en equipo (esto es una superproducción en toda regla) pero él tiene algo que decirnos. Mensaje recibido.

– La teoría del todo (James Marsh)


La película se entrega al cuidado de detalles que la hacen muy emocionante: unos diálogos creíbles, la banda sonora de Jóhann Jóhannsson y dos actuaciones conmovedoras. Un hombre excepcional merece una película excepcional. Ésta lo es. De esas películas capaces de hacer congeniar a creyentes y escépticos.

– Al filo del mañana (Doug Liman)

Cuando Tom Cruise no se toma muy en serio a sí mismo a veces salen cosas como este alien otoñal. Cine de acción, ciencia-ficción, aventuras, comedia, drama y romance. Lo de menos es Cruise. Espectáculo total.

– Boyhood (Richard Linklater)

Para muchos la película-evento del año, empezó como un experimento pero, ¿se ha convertido en algo más? ¿Es ya Richard Linklater uno de los grandes? El secreto está aquí: somos nosotros quienes la hacemos importante. Y somos nosotros, espectadores embobados en una sala oscura, quienes trabajamos para completar esta historia. Para completar la vida de este chico con la historia de nuestra vida.

Perdida (David Fincher)



Un thriller que te escala cuerpo y nervios, ejemplar. El maestro haciendo lo que mejor hace. David Fincher en plena forma. Vamos a darle el título de ‘Película más entretenida de Fincher’, que es como decir: ¡PA-TA-PUM!

La isla mínima (Alberto Rodríguez)


Si hay una película para entrar a vivir este año, ésa es La isla mínima. Un clásico español recién parido, y todos lo hemos visto nacer. Las marismas del Guadalquivir, un flamenco chileno, cruces rojas, cabinas verdes, un país hasta el cuello de lodo y Javier Gutiérrez.

– Birdman (Alejandro González Iñárritu)


Sátira sobre el mundo del espectáculo e introspección de los tormentos de un hombre; vemos en Riggan, y en el resto de los personajes que habitan la obra, el temor a morir sin trascender, a morir siendo nadie. Personajes que tienen que asomarse a un precipicio solo por el colocón de adrenalina. (...) Lubezki es un genio manejando la cámara y controlando la luz. Birdman va más allá de su potente efecto de toma única. La genialidad está en los actores, en los textos con los que trabajan, en fundir forma con contenido, en buscar lo impredecible, en dar una sorpresa, y luego otra, y después otra.

– El Hotel Grand Budapest (Wes Anderson)


Nueva cima para Wes Anderson, que continúa grabando su marca en el cine de este siglo. No hay nadie haciendo películas con más estilo que él, aunque todavía no tengamos muy claro qué es eso. Por si fuera poco, la nueva película de Wes Anderson ya no retrata un mundo cerrado y hermético, sino que este Grand Budapest está atravesado por una tristeza histórica. Lo que antes era delicia y diversión aquí se tuerce maliciosamente para augurar lo negro.

– Puro vicio (Paul Thomas Anderson)

Obra enigmática, bellísima y salvaje. En Puro vicio poco importa la trama, y mucho cómo la cinta te arrastra hacia sí misma para vivir tiempos y espacios que es imposible habitar de otra manera. Como el simple rumor de las olas te arrastra mar adentro, aun seco y tostado en la orilla. Si tengo la suerte de llegar a viejo, la película seguirá grabada en mi cabeza. Y estoy bastante seguro de que volver a ella me descongelará el cerebro como ahora me lo congela, para traerme de vuelta a este momento. Nuestro tiempo sudoroso y alucinado, el presente. Éste es un film sobre cómo recordamos a algunas personas.

sábado, 8 de marzo de 2014

Lo mejor del 2013

10.- Solo Dios perdona (Nicolas Winding Refn)


Lo mejor del 2013 abre con la película más odiada del año, la que destroza las expectativas del espectador y la que pone a prueba sus nervios y su capacidad de sorpresa. (...) Ryan Gosling poniendo cara de Ryan Gosling, música de sintetizadores, luces de neón, decorados kitsch, un trabajo de iluminación maravilloso (Kubrick, ¡principiante!), las calles de Bangkok…, ésta es una gran película. Como la mezcla de Cedric Gervais y Lana del Rey en Summertime Sadness. Exótica, bakala y solemne.

9.- Gravity (Alfonso Cuarón)

Esa gran película que yo no soporto. Personalmente me parece que hace aguas por todos lados. El guión es pésimo, Bullock y Clooney están horribles y la música es insoportable. A pesar de todo eso, Alfonso Cuarón ha armado un equipo técnico brillante y Emmanuel Lubezki filma con su gracia habitual para elevar Gravity a la categoría de espectáculo visual. Seguiremos hablando de esta película porque ya forma parte de la Historia.

8.- El gran Gatsby (Baz Luhrmann)



Profanar a Winehouse e inmortalizar a Lana del Rey. (...) Quizá en otro mundo, o en este mismo si todos volviéramos a nacer, un hombre como Baz Luhrmann sería venerado y admirado como un artista valiente que no teme ni a los grandes proyectos ni a las ideas grandiosas. Luhrmann dirige El gran Gatsby con su particular estilo recargado, kitsch, y anacrónico, arriesgando su otra mejilla a solo un palmo del ridículo. De ahí que esta película sea tan emocionante.

7.- 12 años de esclavitud (Steve McQueen)


El salto al trabajo de producción de Brad Pitt le está sentando de miedo a la industria de Hollywood, que este año ha sabido recompensárselo con un Oscar. El cineasta británico Steve McQueen ha conseguido triunfar en una industria conservadora y poco abierta a los cambios con 12 años de esclavitud y lo ha hecho sin renunciar a su estilo personal y metiendo el dedo en la herida del pasado más vergonzoso y oscuro de los Estados Unidos, la esclavitud. Cruda y desoladora, como Hunger y Shame, y con un trabajo encomiable de Chiwetel Ejiofor. Qué angustia da verle ponerse en la piel de Solomon Northup. Solo con asistir a esta película deberían convalidar la asignatura de Sufrimiento en las escuelas de interpretación. ¿Académica? ¡Por Dios, no! Vuelve a verla.

6.- La vida de Adèle (Abdellatif Kechiche)

Las actrices Adèle Exarchopoulos y Léa Seydoux están absolutamente asombrosas. No hay con qué medir sus actuaciones porque no parecen eso, actuaciones. Ellas hacen de esta película un espectáculo doloroso. El resultado final silencia la polémica. Puede que La vida de Adèle se beneficie de la controversia que ha despertado, pero su éxito es fruto de una combinación de talentos indiscutibles que se han aliado mágicamente para componer una obra muy importante, en la que los diálogos, las situaciones y los personajes surgen naturales, espontáneos, y te absorben dentro de ella.

5.- La gran belleza (Paolo Sorrentino)


Jep Gambardella estaba destinado a la sensibilidad. Por eso de niño le encantaba el olor de las casas de viejos. La película de Sorrentino produce los sentimientos más encontrados del año, pero que nadie se asuste por todo lo pretenciosa y voluptuosa que es. Tiene una arrogancia que a veces desespera pero a la vez es tan misteriosa, enigmática y bella que parece destinada a perdurar en la memoria. Gambardella ya tiene el poder de hacer fracasar las fiestas. Estamos en sus manos.


4.- El lobo de Wall Street (Martin Scorsese)

El estilo, el sello del papá de Uno de los nuestros o Casino, está aquí y es inconfundible, pero es en el registro donde Scorsese se ha jugado el tipo. En los momentos de comedia delirante y paródica, es donde El lobo de Wall Street encuentra el conejo de su chistera, la genialidad. En una escena de la película Belfort fuma crack por primera vez junto a su vecino, y en adelante socio, Donnie Azoff. Leonardo DiCaprio y Jonah Hill, respectivamente, están demenciales en este momento con sus alaridos, sus ruiditos, sus chillidos y sus miradas alucinadas. (...) Qué placer tan grande produce esta escena, y toda la película.


3.- Stoker (Park Chan-Wook)



Una película única. Ni siquiera quienes claman al cielo por lo trillado de su guión (con un tercer acto que fulmina el misterio) serán capaces de callar este torrente de cine (imágenes y sonidos) sensual y exuberante. No sé a qué demonios podemos llamar obra maestra pero Stoker abre el apetito de algo insospechado e hipnótico, que uno desearía no acabara nunca. Tiene el sello de un sueño húmedo o de una pesadilla azul.



2.- Her (Spike Jonze)


Theodore está perdido en su mudanza como lo estaban Charlotte y Bob en Lost in Translation. La diferencia es que, al contrario que en la película de Coppola, en la que los protagonistas visitan Japón, el viaje de Theodore es hacia dentro. Huyendo de la memoria de su ex mujer, a la que todavía ama y jamás dejará de hacerlo. Joaquin Phoenix está tierno y sensacional. Frente a él: Scarlett Johansson, que realiza una interpretación histórica, dando vida solo con su voz a algo inerte, destinado (¡oh!) a enamorarse. Ellos son Theodore y Samantha, o lo que es lo mismo, un hipster romántico que escucha a Arcade Fire y un Sistema Operativo que sueña con enamorarse. Her es divertida y triste a la vez, te hace reír y te pone el nudo en la garganta, emocionados por descubrirnos a nosotros mismos en una pantalla blanca y un par de altavoces.

1.- Antes del anochecer (Richard Linklater)


Empezó una noche en Viena. Ethan Hawke y Julie Delpy reescribiendo la historia del cine romántico. Y aquí siguen. ¿Qué demonios es actuar? ¿Qué demonios es amar? En esta obra maestra encontraremos muchas preguntas y alguna respuesta, para el que la quiera encontrar.

Antes del anochecer no es un artificio, y no tengo nada en contra de los artificios. Los hay maravillosos y los hay detestables. (...) Pero Antes del anochecer no es un artificio diseñado para el entretenimiento o el alucine. Es otra cosa. Y esta cosa es algo extraño de definir y de dar nombre. Llamémosle película, cine, obra maestra, o sencillamente un ensamble de imágenes y sonidos dentro de una lata. Sea lo que sea, esto rasga algo doloroso y honesto, algo verdaderamente auténtico y desnudo.

miércoles, 27 de febrero de 2013

Lo mejor del 2012

10.- Holy Motors (Leos Carax) 



Holy Motors podría venir a definirse como una estupenda francesada estrenada en Cannes. Léos Carax, máximo responsable de esta obra, trabaja con un material de alto riesgo en el que valentía y libertad son algo más que simples sustantivos. La confianza en sí mismo, su seguridad y su orgullo le permiten componer un trabajo de escapismo críptico y loco.

9.- El Hobbit (Peter Jackson) 




La vuelta de Peter Jackson a la Tierra Media se erige en un monumento a la manera de contar viejas historias de héroes y mitos. (...) Jackson ha depurado su tiempo narrativo, moldeando una película sin baches ni altibajos rítmicos. Todo forma parte de un mismo regocijo frenético y que parece sin fin. La aventura queda suspendida en nuestra imaginación para vivir en ella el suspiro del alto en el camino. 

8.- Ted (Seth MacFarlane)



El trabajo de Mila Kunis en sus películas es siempre tan natural y sincero que hace que sus compañeros se sientan cómodos dándole réplica. (...) La primera película de Seth MacFarlane es una comedia romántica que maneja un ritmo muy regular de carcajadas y hace verosímil a un personaje increíble, un oso de peluche que cobra vida y anima el cotarro. El humor corrosivo de MacFarlane, cimentado por encima de todo en una agresividad divertidísima hacia la cultura pop, no destiñe ni pierde fuerza en ningún momento de la película.

7.- Argo (Ben Affleck)


Los yanquis tienen la industria más poderosa de cine del mundo. Eso es indiscutible. Y sí, puede que la usen con fines patrióticos y políticos, pero  también es indiscutible que películas como Argo funcionan con una precisión impecable. Alcanza una recreación de los años 70 preciosa (a cargo del operador Rodrigo Prieto) y lleva el impacto de su humor y su tensión al máximo.

6.- Rec 3 (Paco Plaza) 



Una película pequeña de ambición, corta de duración y modesta de presupuesto, REC 3 explota una alegría incontenible, al tiempo que dilapida y bate todo lo que se pone por delante. (...) Es una película para ir al cine a disfrutar, para meter la cabeza dentro del cubo de palomitas y seguir gritando. Y seguir cantando. Gavilán o paloma. Eloise. Un vestido de novia y una motosierra. Horror cañí que nos regala durante 80 minutos una tregua de sincera felicidad.

5.- Prometheus (Ridley Scott) 



El esperado regreso de Scott a la ciencia ficción, nos devuelve al realizador británico en su trabajo más inspirado y espectacular en años. Una propuesta muy interesante en la que el eco de 2001 se hace evidente cuando un tibio Michael Fassbender da vida a una proyección androide gemela de Hal 9000. (...) Elegante trabajo de música, cámara y edición. Invadida por presencias inquietantes, el terror y la emoción de un misterio que no alcanzaremos a comprender.

– Looper (Rian Johnson) 


La máquina del tiempo como solución última para vivir la pasión irreconciliable de volver a descubrirse. Disparando cartuchos de sal se conocen Joe y Sara. Y aunque aún no lo sabe, Joe sería capaz de (re)inventar la máquina del tiempo para volver a reunirse con Ella. Para esconderse en su cobertizo. Para salvarla de sí mismo. (...) Looper es un auténtico éxito para una época necesitada de fenómenos de culto.

– Moonrise Kingdom (Wes Anderson) 


Un niño scout se fuga de su campamento para enamorarse de una Lana del Rey de doce años. (...) Anderson vuelve a la imagen real. Aunque lo hace más cartoon que nunca, desde los planos que sueñan con ser viñetas hasta los personajes retratados en caricaturas que dan brincos solo posibles en un mundo dibujado. (...) Moonrise Kingdom es una oda brillante a una personalísima manera de filmar, a la vez que se presenta como una oportunidad única para llevar a Wes Anderson al lugar que se merece, a  una cima mágica y deliciosa del cine.

– Django desencadenado (Quentin Tarantino)


Como un caballo desbocado llegando a meta, Quentin Tarantino estrena su Django desencadenado, una nueva aventura épica donde se dan cita amor, venganza, revisionismo histórico y, por encima de todo, entusiasmo. Tarantino repite apoyándose en el glorioso actor austriaco Christoph Waltz para vertebrar su película, pero quien desborda por la banda en esta ocasión es Leonardo DiCaprio, en la interpretación más genial que le hayamos visto. DiCaprio es el grimoso dueño de la plantación Candyland en Missisipi, y el dragón que custodia a la princesa en su castillo. El trabajo de luz de Robert Richardson, el guión del propio Tarantino y el repertorio musical son alicientes muy estimulantes para un western extraordinario.
 


– The Master (Paul Thomas Anderson)


En un momento del film, Phoenix se somete a una extraña sesión de hipnosis en la que viaja a través del tiempo y se desmorona una y otra vez delante de la cámara, como un animal que no entiende que esto es sólo una película. (...) Como todas las grandes películas, y ésta sin duda lo es, The Master nos habla sobre lo terrible que es estar solo. Es una película capaz de hacernos creer de nuevo que la Tierra es plana y que comunicarnos, tocarnos y estar juntos será el socorro último para nuestros miedos. 

viernes, 9 de marzo de 2012

Lo mejor del 2011

10.- El Topo (Tomas Alfredson)

Tomas Alfredson se siente demasiado cómodo dirigiendo películas tan frías como precisas y tan calculadoras como geniales. Empieza a dar miedo. El director de Let the right one in adapta la novela de John le Carré. En El Topo Gary Oldman encabeza un gabinete de intérpretes de primer nivel capaces de convertir un thriller de espionaje en un cuadro lleno de matices. Y Alberto Iglesias pinta con su brocha fina.

9.- Una separación (Asghar Farhadi)


Una película iraní cercana, emocionante, que modestamente se rinde a la fuerza de un guion sobresaliente y de unas interpretaciones magníficas, especialmente la de Peyman Maadi, la gran interpretación masculina del año, un alarde de contención y emoción. Se llevó con justicia el Oso de Oro en la Berlinale (con galardón para Maadi incluido) y desde entonces ha arrasado en todos los premios a los que ha optado hasta obtener finalmente el Oscar a mejor película en lengua extranjera. Es una película fundamental para quitarse prejuicios hacia el cine iraní.


8.- Hanna (Joe Wright)



Hanna es una película que ha pasado desapercibida para la crítica de cine este año, quizá porque se acomoda fácilmente a las reglas del mainstream. Sin embargo, lo hace con una distinción y una precisión a la hora de ejecutar sus ideas muy poco frecuente en este tipo de cine. Su director, el inglés Joe Wright es un realizador formalista, ecléctico y sí, trabaja para el mainstream norteamericano. Y eso, por mucho que se quiera ver como un defecto, es realmente una virtud. Un Bourne estilizado, con música de The Chemical Brothers y Cate Blanchett de villana en registro autoparódico.

7.- Crazy Stupid Love (Glenn Ficarra)

Crazy Stupid Love es mi comedia romántica favorita de este año. Es divertidísima, ácida y está bien lejos de ser estúpida. Todo el reparto de actores encaja en el puzzle de Steve Carell, y Ryan Gosling se transforma en un fabuloso seductor.

6.- Rango (Gore Verbinski)

Rango es un camaleón carismático y con una personalidad arrolladora (al que da voz un Johnny Depp muy entonado) que va a enfrentarse a su propia aventura. Una nueva reedición del viaje del héroe ambientado en clave de western con homenaje incluido al hombre del poncho. Un peldaño más allá en animación digital para competir con Pixar con resultados visualmente espectaculares. En ella resuenan ecos de George Lucas, y no es casualidad por lo tanto que Rango haya nacido de Industrial Light & Magic, la compañía de efectos especiales que fundó Lucas en 1975.

5.- Melancholia (Lars von Trier)

Melancholia sigue la estela del esplendor visual que alcanzó Anticristo. Vacía de sentido las reglas de un par de géneros, la comedia romántica y el film de catástrofes. Confirma la madurez de Lars von Trier. Y da una nueva muestra de su habilidad para la dirección de actrices con el trabajo central de Kirsten Dunst.

4.- Hugo (Martin Scorsese)


Es una película enormemente ambiciosa, que con nostalgia revisita el pasado a través de una modernidad narrativa y de puesta en cuadro alucinante. Es una película adelantada a su tiempo. Y es también una película mítica porque creo que pasarán los años y Hugo seguirá correteando dentro de nuestra cabeza como si ella fuese la estación de tren de París. La cámara se desplaza con un virtuosismo asombroso. (...) Es una maravilla.

3.- Drive (Nicolas Winding Refn)


Ver y escuchar Drive es una gozada, un placer enorme. El trabajo de luces está diseñado con un cuidado asombroso. El trabajo de sonido es espectacular en su doble vertiente ruidos y música -atención especial al repertorio de temas-. Y el trabajo de cámara, a pesar de lo turbio y lo malsano del fondo del film, es limpio, elegante y sutil. Pocas películas son tan conscientes de saberse un clásico, una obra de culto a la que los amantes del cine deberán rendir religioso tributo. Y con total seguridad, Drive lo es.

2.- Extraterrestre (Nacho Vigalondo)





Extraterrestre es una película insólita y extrañísima que toma el camino más difícil para volver a decir 'Te quiero'. En ella Vigalondo resta gravedad a todo lo grave, a todo lo trascendente. La amenaza de una invasión alienígena saca a flote las cosas que realmente nos intimidan. El sexo. La envidia. Los celos. El amor. Probablemente éste sea el futuro de la comedia romántica española.

1.- El árbol de la vida (Terrence Malick)

Ha sido el acontecimiento cinematográfico del año y, como no podía ser de otra forma, ha llegado rodeado de polémica.  De la quinta película de Terrence Malick admiro 1) su diseño de imagen y sonido de una calidad excelente, 2) su habilidad para explotar emociones genuinas a través de la música, de los actores y de la cámara flotante de Emmanuel Lubezki, 3) su capacidad para movilizar a las masas al cine y recibir un reconocimiento popular a pesar de ser un film completamente a contracorriente y 4) su manera de dinamitar profundamente las convenciones cinematográficas desde dentro de la propia industria.

Este año habrá otras películas que de alguna u otra manera consigan satisfacernos en un sentido más completo que El árbol de la vida, ya sea en términos de concisión, de precisión, o bien películas que optimicen mejor su presupuesto, que nos emocionen, películas que nos hagan reír, que nos hagan vibrar. Pero sólo habrá una que nos desafíe con el arrojo, el ímpetu, la ambición y el entusiasmo de estar presenciando algo único, histórico, bello e irrepetible. El árbol de la vida.

El hilo invisible (2017)

Para el chico hambriento El artista como loco déspota, la moda como vehículo de apariencias y el amor como enfermedad. ‘Phantom Th...