La realidad es arbitraria
Rodada íntegramente en España (Madrid, Sevilla y Almería) y con la inestimable colaboración de Christopher Doyle, excelente director de fotografía que se dio a conocer por sus prodigiosos trabajos para Wong Kar-Wai, Jim Jarmusch filma en Los Límites del Control una nueva cumbre de su estilo. Un arriesgado -como no podía ser de otro modo- paso adelante, después de haber estrenado su película más accesible, Flores rotas.
La estructura episódica de la narración (que ocurre en casi todos los trabajos de Jarmusch) ya es algo cansina. Aunque quizá ésto no quede muy lejos de la intención del cineasta, porque Los Límites del Control narra (o mejor dicho, muestra) la estricta rutina de un asesino a sueldo con una misteriosa tarea (Isaach de Bankolé) que basa su concentración en unos ejercicios de relajación.
Donde de veras Jarmusch encuentra la abstracción es en el genial último tercio, rodado en Almería, sobre una paleta de tonos fríos. En su única unidad de acción destacable, el acceso a un castillo blindado hasta los dientes de seguridad (lo que en cualquier otra película hubiese sido la secuencia más memorable), aquí se reduce a una elipsis temporal (in)imaginable, subrayando la presencia de fantasmas en esta película (la más espiritual de todas las del director de Extraños en el paraíso) .
-¿Cómo has llegado aquí?
-Usando la imaginación.
Donde de veras Jarmusch encuentra la abstracción es en el genial último tercio, rodado en Almería, sobre una paleta de tonos fríos. En su única unidad de acción destacable, el acceso a un castillo blindado hasta los dientes de seguridad (lo que en cualquier otra película hubiese sido la secuencia más memorable), aquí se reduce a una elipsis temporal (in)imaginable, subrayando la presencia de fantasmas en esta película (la más espiritual de todas las del director de Extraños en el paraíso) .
-¿Cómo has llegado aquí?
-Usando la imaginación.
Jarmusch se echa al hombro la cámara rígida en el clímax final. Finiquitado con una idea (los no-límites de la imaginación) y una afirmación, aquello de que la realidad es arbitraria, que deja noqueado. ¿No es el cine, y en concreto el cine de Jarmusch, un lenguaje plenamente arbitrario? Probablemente el excepcional plano que abre Los Límites del Control guarde una respuesta.
2 comentarios:
Algunos autores se van como encasillando, me refiero a que parece que dan con una fórmula y se aferran a ella.
desde luego, este Jarmusch sigue siempre una misma formula narrativa, pero es un cineasta muy interesante, lo recomiendando porque merece mucha más repercusión de la q tiene
Publicar un comentario