10.- True Grit (Hnos. Coen)
True Grit recupera el Western intrascendente filmado con el mismo ensimismamiento con el que en su día se disfrutaba de este género. Increíble descubrimiento de Hailee Steinfeld, una niña de 14 años que se echa toda la película a su espalda e iguala en pulso al gran Jeff Bridges. (...) La realización de los Coen es tan brillante como de costumbre, y logran de nuevo su más preciada distinción, imponer su propio y particular ritmo a un relato que ya conoce otras pieles. Los Coen como un árbol anciano, trabajan su fruto, y éste, con el paso del tiempo, cae bien maduro a tierra firme.
9.- Copia certificada (Abbas Kiarostami)
Un relato que desdobla, sin por ello romper la naturalidad de su narración, la identidad de la pareja protagonista. Un film ensayo, cercano a lo que el cine europeo entiende por obra maestra, que rinde copia a su referente Roberto Rossellini y que cuenta con el imán magnético de otro encuentro romántico a tiempo real, Antes del atardecer (2004). Copia certificada es cine sobresaliente que esculpe una realidad desoladora.
8.- The Last Airbender (M. Night Shyamalan)
The Last Airbender es una salida de tono rara y personal sobre la que Shyamalan sella la huella de su maravilloso cine. Convierte un blockbuster infantil en un ejercicio de estilo. Llámenlo hiperinflación estilística o adorno gratuito. Los movimientos de cámara otorgan una fluidez casi hipnótica al ritmo de las secuencias de acción. Del más hortera y vulgar de los blockbuster fantásticos veraniegos brotan momentos extrañamente mágicos.
7.- Buried (Rodrigo Cortés)
Un ejercicio de claustrofobia resuelto con cine asombroso, que admite su propio reto de encerrar al único protagonista del film dentro de un ataúd durante 90 minutos. Parece imposible mantener el ritmo, la tensión, la credibilidad, el suspense, la hipnosis, pero el trabajo de cámara de Rodrigo Cortés y la actuación fantástica de Ryan Reynolds rompen cualquier pronóstico.
6.- Toy Story 3 (Lee Unkrich)
Toy Story 3 supera en todos los aspectos técnicos a las dos anteriores, está repleta de aciertos visuales, y de guiños cinéfilos, y (casi) iguala en encanto al original. Hay algo mágico en la mirada de este vaquero de rodeo llamado Woody, que atraviesa todo ese tiempo que nos separa de nuestra infancia. En especial la última mirada que le dedica Andy, su dueño, en el emocionantísimo epílogo que Toy Story se marca para redimir a sus dos tercios restantes y para acabar empapando las (por cierto, terriblemente pesadas y oscuras) gafas 3D. El cine como memoria impagable de recuerdos.
5.- The Ghost Writer (Roman Polanski)
Polanski planifica con la precisión, con la habilidad del mejor Fritz Lang, del de los años 50, del de Los sobornados y Más allá de la duda. Es un thriller político de suspense, ágil e inteligente protagonizado por un correctísimo Ewan McGregor y un Pierce Brosnan con un aplomo sorprendente. Ejecutada con un pulso firme y excepcional.
4.- Shutter Island (Martin Scorsese)
3.- Cisne negro (Darren Aronofsky)
Natalie Portman rabiosa y colérica, encendida, se saca de encima un tour de force desde el estómago. Aronofsky alcanza aquí una madurez de la que da muestra su enérgico (y atronador) trabajo de cámara filmando las escenas de danza. (...) Y esta escalada de histeria y obsesión en forma de laberinto repleto de trampas acaba por encaramarse a un cine apoteósico en un tercio final descarnado, desenfrenado, auténtico y terriblemente enfermizo.
2.- Uncle Boonmee (Apichatpong Weerasethakul)
Uncle Boonmee es una propuesta cálida y húmeda, irregular, a ratos irrelevante o insípida, y sin embargo por momentos deslumbrante e hipnótica. Es un cine abocado a lo sensacional, y por lo tanto premia la conquista de las sensaciones. Este mismo año habrá otras muchas películas más sólidas, concisas, mejor escritas, interpretadas o dirigidas, pero ninguna tan estimulante, arriesgada, libre o sugerente como Uncle Boonmee.
1.- La red social (David Fincher)
Con el mismo espesor narrativo con el que fuimos a la caza y captura del asesino (de) Zodiac, salimos en busca del origen de la idea emprendedora más importante de nuestro tiempo en La red social. La solemnidad de una verdad recia desgranada con esmero y apuntalada por el score alucinante de Trent Reznor. (...) David Fincher transforma el guión impresionante de Aaron Sorkin y lo muda a cine imperecedero. Un film prodigioso.
5.- The Ghost Writer (Roman Polanski)
Polanski planifica con la precisión, con la habilidad del mejor Fritz Lang, del de los años 50, del de Los sobornados y Más allá de la duda. Es un thriller político de suspense, ágil e inteligente protagonizado por un correctísimo Ewan McGregor y un Pierce Brosnan con un aplomo sorprendente. Ejecutada con un pulso firme y excepcional.
4.- Shutter Island (Martin Scorsese)
Con una puesta en escena que agarra a Leonardo DiCaprio en primer plano, y le castiga con contrapicados y cenitales. Es un film cargado de electricidad, alucinógeno, que mediante breves interrupciones de la narración presente (flashbacks y escenas oníricas) construye en paralelo los raíles que conducen hasta una (pen)última secuencia, que para algunos es demasiado explícita o explicativa, y sin embargo para otros (como para el que les escribe) es la enésima demostración del fascinante, sofisticado y turbador poder de atracción de Shutter Island. Un espectáculo cinematográfico brillante.
Natalie Portman rabiosa y colérica, encendida, se saca de encima un tour de force desde el estómago. Aronofsky alcanza aquí una madurez de la que da muestra su enérgico (y atronador) trabajo de cámara filmando las escenas de danza. (...) Y esta escalada de histeria y obsesión en forma de laberinto repleto de trampas acaba por encaramarse a un cine apoteósico en un tercio final descarnado, desenfrenado, auténtico y terriblemente enfermizo.
2.- Uncle Boonmee (Apichatpong Weerasethakul)
Uncle Boonmee es una propuesta cálida y húmeda, irregular, a ratos irrelevante o insípida, y sin embargo por momentos deslumbrante e hipnótica. Es un cine abocado a lo sensacional, y por lo tanto premia la conquista de las sensaciones. Este mismo año habrá otras muchas películas más sólidas, concisas, mejor escritas, interpretadas o dirigidas, pero ninguna tan estimulante, arriesgada, libre o sugerente como Uncle Boonmee.
1.- La red social (David Fincher)
Con el mismo espesor narrativo con el que fuimos a la caza y captura del asesino (de) Zodiac, salimos en busca del origen de la idea emprendedora más importante de nuestro tiempo en La red social. La solemnidad de una verdad recia desgranada con esmero y apuntalada por el score alucinante de Trent Reznor. (...) David Fincher transforma el guión impresionante de Aaron Sorkin y lo muda a cine imperecedero. Un film prodigioso.