La Santa Misa
La Orden del Fénix y El Príncipe Mestizo (quinta y sexta entrega de Harry Potter) sirvieron al director David Yates para tomar las riendas de su particular franquicia. Y lo cierto es que Yates, pese a su inexperiencia y escasa personalidad, ha demostrado más oficio que el de gran parte de sus guionistas e intérpretes, y eso es preocupante.
En Harry Potter y las Reliquias de la Muerte – Parte 1 por momentos hay instantes de cine enigmático, misterioso y sugerente. El conjuro de Hermione a sus padres. La llegada de Snape a Hogwarts. La reunión de Voldemort con los Mortífagos. Harry y Hermione bailando a solas en una acampada a medianoche. La visita al cementerio en el que están enterrados los padres de Potter.
Ni siquiera la desgana y el hartazgo general por la agotadora imaginación de Multi-Salas de J. K. Rowling consigue hundir los momentos sobresalientes de esta película llena de matices. Entre esos matices se encuentra un punto de fuga alucinante y no hay otro momento ni remotamente tan genial en toda la franquicia, especialmente prodigioso y tratado con muy buen gusto. Me refiero a la fabulosa reconstrucción animada en la que cobra vida el cuento de Las Reliquias de la Muerte.
Es la entrega de la saga en la que vemos al Harry, y sobre todo a la Hermione y al Ron más adultos. Los momentos de acción no son simplemente un pegote de vaivenes, saben encontrar su lugar dentro del film, se muestran reveladores.
Es la entrega más calmada y sosegada de cuantas ha dirigido David Yates y suponemos que gran parte de la culpa la tiene el operador de cámara portugués Eduardo Serra. Y el compositor francés Alexandre Desplat firma una partitura preciosa que revive la magia de los parajes singulares sobre los que dispara Serra.
Es la entrega más calmada y sosegada de cuantas ha dirigido David Yates y suponemos que gran parte de la culpa la tiene el operador de cámara portugués Eduardo Serra. Y el compositor francés Alexandre Desplat firma una partitura preciosa que revive la magia de los parajes singulares sobre los que dispara Serra.
Igualmente el relato –no importa quién esté detrás de la cámara – no se sostiene por ningún lado, y el sentido de la aventura y de la épica queda reducido simplemente a pequeñas ráfagas.
Esta elegante y solemne primera parte de Las Reliquias de la Muerte deja la puerta abierta a una muy esperanzadora segunda parte (y última entrega de Harry Potter) y lanza al aire una incógnita complicada. ¿Serán David Yates y Eduardo Serra capaces de concretar todas las virtudes de este film sobresaliente en un desenlace sugerente y digno para una de las sagas más populares de la industria del cine?
2 comentarios:
Creí que la ibas a dejar para verla en England en versión original (es broma). Que lo pases bien por allí.
jeje Muchas gracias
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