El humo de su boca
En una escena de The Deep Blue Sea la cámara recorre el
espacio que separa el rostro de perfil de Rachel Weisz del humo que exhala su
boca. Esta película es la adaptación de la obra teatral de Terence Rattigan dirigida
por el veterano cineasta inglés Terence Davies. The Deep Blue Sea presume de una luz siempre tenue y preciosa,
especialmente en las escenas nocturnas, y sumida en una niebla que devora a los
actores.
Rachel Weisz interpreta a Hester,
una mujer que vive en el Londres de los años 50 que se debate entre el amor
tierno y cariñoso de William (un juez ya entrado en años y de buena posición
social) y el amor apasionado y erótico de Freddie (un joven aviador de la RAF).
Un Two Lovers en sentido femenino y
con un marcado acento british en el
diseño de decorados y vestuarios. Tras los pasos de Hester sobrevuela el
fantasma de la Segunda Guerra Mundial en Inglaterra, un paralelismo que se hace
evidente en una escena magnífica con Weisz al borde de un andén de tren
transformado en abismo y máquina del tiempo que conduce al corazón del blitz.
The Deep Blue Sea tiene una virtud que se convierte a su vez en defecto,
algo que ya le ocurría por ejemplo a La
cinta blanca (Haneke, 2009), se mimetiza tan bien con sus protagonistas,
adoptando sus características, que sacrifica un disfrute mayor. La película de
Davies es, del mismo modo que Hester, fría y reprimida. Dos cualidades que no ayudan a retratar
la pasión de este tormentoso romance. Haciendo balance, estamos hablando de una
película extraña, pobre de intensidad, iluminada con un gusto fabuloso y con
una actriz que parece salida de otra época.