martes, 15 de enero de 2013

Amor (2012)

La cámara de Haneke


En su texto sobre la película Amor (Haneke, 2012) el genial Jordi Costa escribe en su columna habitual de El País lo siguiente: 
"La posición de la cámara de Haneke logra no solo hacer inteligible la arquitectura del confortable piso donde vive el matrimonio protagonista —dos ancianos profesores de música—, sino también extraer todo el potencial dinámico y narrativo del movimiento de sus personajes sobre ese espacio."
Sinceramente creo que el bueno de Costa no puede estar más equivocado en este aspecto. Michael Haneke demuestra de nuevo, en Amor, su fórmula de prestigio. Una historia sobre lo triste, lo desgraciado, lo perverso y lo penoso de la vida encarnado en un matrimonio de ancianos que sufren los síntomas más terribles de la vejez. 

Pero en esa fórmula desgarradora -en clave cargante- falta transformar un buen escenario, un notable trabajo de luz y una pareja de intérpretes sensacionales en un soberbio ejercicio de cine. Y ahí es dónde creo que Haneke fracasa. El austriaco es un cineasta que apenas saca rendimiento de la cámara en Amor, filma la película como si se tratara de una obra teatral, en la que parece que el único cometido de la cámara es no molestar a sus actores. No encuentro señales de vida en esta Palma de Oro.


4 comentarios:

Unknown dijo...

No podría estar menos de acuerdo. "Amour" es maravillosa, inferior a "La cinta blanca" o "La pianista", pero buena más allá de que algunos se inclinen por ella por comulgar con la marca Haneke.
Saludos

Víctor E. Blanco dijo...

Yo es que no soporto tampoco 'La pianista' o 'La cinta blanca'. Nunca me ha gustado seguirle el juego a Haneke. Me parece un hombre que va de listo y se queda en pesado y triste. Pero es verdad que sois muchos (y creo que con buen criterio) los que pensáis que Haneke es cojonudo. Yo no puedo.

Un saludo

Fer Llamazares dijo...

Yo tampoco estoy de acuerdo, Victor. Creo que es precisamente la arquitectura de los planos la que hace que ese piso sea tan sofocante. A mi Haneke no me parece cojonudo. No me gusta el sufrimiento por el sufrimiento. Pero sí es cierto que en esta película hay realidad, y es muy incómoda. Necesitaba respirar al salir. Y eso es mérito de Haneke

Fer Llamazares dijo...

Yo tampoco estoy de acuerdo, Victor. Creo que es precisamente la arquitectura de los planos la que hace que ese piso sea tan sofocante. A mi Haneke no me parece cojonudo. No me gusta el sufrimiento por el sufrimiento. Pero sí es cierto que en esta película hay realidad, y es muy incómoda. Necesitaba respirar al salir. Y eso es mérito de Haneke

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