El futuro en una fantasía infantil
Podríamos hacer un esfuerzo por
no mencionar aquello de que el señor que ha dirigido After Earth un día fue el director de El sexto sentido (Shyamalan, 1999). Night Shyamalan es Night
Shyamalan, punto. Sus últimos proyectos, elegidos con más o menos acierto,
tampoco vamos a entrar a juzgar eso, le conducen hacia una deriva de blockbuster híbrido entre la
ciencia-ficción y la fantasía destinado a un público infantil. Shyamalan nunca
ha ocultado que hace películas para sus hijas: La joven del agua (Shyamalan, 2006) era un cuento que le leía a sus
tres hijas antes de dormir y The Last
Airbender (Shyamalan, 2011) era una serie de animación que le encantaba a
las chicas. No es de extrañar entonces que el resultado deje insatisfecho al
público adulto. La crítica está masacrando al que un día fue su niño mimado
pero los datos de taquilla son buenos y sus películas son rentables en términos
económicos.
En After Earth, Shyamalan se basa en una historia ideada por el actor
Will Smith, planeada para lucimiento familiar, pues Smith exige a su hijo en el
papel protagonista. Will y Jaden Smith mantienen un pulso en pantalla
desafortunado, con más entusiasmo que talento. Sin la magia de sus actores –la
tenían Haley Joel Osment en El sexto
sentido, Bruce Willis en El protegido, Mel Gibson en Señales, Bryce Dallas Howard en El bosque y Paul Giamatti en La joven del agua–, Shyamalan está más
expuesto al fuego de sus imágenes y sonidos.
Hace unos meses circularon por
Twitter unas declaraciones del propio cineasta comparando su nueva criatura con
un cruce entre El árbol de la vida y Jurassic Park. Parecía un reto casi
imposible combinar a Malick y a Spielberg. Visualmente la película cumple con
las expectativas, el trabajo de cámara y las soluciones visuales siempre han
sido el punto fuerte de Shyamalan, pero After
Earth falla en todo lo demás. Huele a encargo con poco interés y nada de
pasión y desprende un mosqueante tufo espiritual. ¿Los Smith? Bueno, supongo
que son una buena baza de promoción.
Dejando de lado las estadísticas de Metacritic, las
acusaciones de panfleto religioso cienciólogo y los datos de recaudación en
taquilla, Shyamalan sobrevivirá a esta película. No lo dudo. Su talento, su
genio y su vocación son tan grandes que volveremos sobre After Earth para descubrir el jugo de su fino y elegante cine.