"Escalar montañas". Eso quiere Debra. 96 episodios después, 96 horas frente a una pantalla. En Remember the monsters? hemos visto la mejor hora de Dexter en mucho tiempo. Sin tramas secundarias absurdas, sin apariciones fantasmas de Harry y con menos voz interior de Dexter. Tres decisiones complicadas que en sus últimas temporadas han hecho de Dexter una serie que no encaja en el modelo de pedigrí que tan bien defienden Mad Men o Breaking Bad.
Solo liberándose de esos complejos podemos entender el final de Dexter, Debra Morgan y Hannah McKay, como un acto de sacrificio para cada uno de nuestros protagonistas, que encaja con las expectativas que había generado y que es consecuente con las características habituales de este espectáculo. Una serie entretenidísima que comenzó en el límite de aquello que está siempre a punto de romperse. Y se rompió. Los productores de Showtime fingieron que nada había ocurrido.
No me entiendan mal. Remember the monsters? tiene por supuesto muchas cosas que no me gustan. Primero, me hubiese gustado ver a Hannah McKay jugar un papel más activo en este episodio, Yvonne Strahovsky podría haber demostrado la casta de gran actriz que tiene. Segundo, el giro de guión que acaba con el contratiempo de Debra en el hospital es totalmente innecesario, podían haber llegado a él de una manera más natural, sin engaños.
Y tercero, el último movimiento de cámara (un travelling de acercamiento) acompañado del gesto de C. Hall (mirando a cámara) mastica y entorpece un final muy bello. El rostro de perfil de Dexter, silencioso, condenado en la penumbra de su cabaña. Si estuviésemos viendo un espectáculo sobrio y contenido algunas decisiones hubiesen sido muy diferentes.
Pero hay que celebrar Dexter tal y como fue. Y quedarnos a vivir para siempre en su calurosa ciudad de Miami. O mudarnos con McKay a Argentina, aunque simplemente sea... Argentina.
Solo liberándose de esos complejos podemos entender el final de Dexter, Debra Morgan y Hannah McKay, como un acto de sacrificio para cada uno de nuestros protagonistas, que encaja con las expectativas que había generado y que es consecuente con las características habituales de este espectáculo. Una serie entretenidísima que comenzó en el límite de aquello que está siempre a punto de romperse. Y se rompió. Los productores de Showtime fingieron que nada había ocurrido.
No me entiendan mal. Remember the monsters? tiene por supuesto muchas cosas que no me gustan. Primero, me hubiese gustado ver a Hannah McKay jugar un papel más activo en este episodio, Yvonne Strahovsky podría haber demostrado la casta de gran actriz que tiene. Segundo, el giro de guión que acaba con el contratiempo de Debra en el hospital es totalmente innecesario, podían haber llegado a él de una manera más natural, sin engaños.
Y tercero, el último movimiento de cámara (un travelling de acercamiento) acompañado del gesto de C. Hall (mirando a cámara) mastica y entorpece un final muy bello. El rostro de perfil de Dexter, silencioso, condenado en la penumbra de su cabaña. Si estuviésemos viendo un espectáculo sobrio y contenido algunas decisiones hubiesen sido muy diferentes.
Pero hay que celebrar Dexter tal y como fue. Y quedarnos a vivir para siempre en su calurosa ciudad de Miami. O mudarnos con McKay a Argentina, aunque simplemente sea... Argentina.
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