Aunque popularizada en algunos medios como una especie de Brokeback Mountain femenina, sin embargo, el asunto de la homosexualidad es apenas motivo de drama en la película de Todd Haynes. Cate Blanchett hace de Cate Blanchett, Rooney Mara de Rooney Mara, (dos actrices muy cerebrales a las que no me atrevería a soltar en una película apasionada) y ambas disfrutan pasando tiempo juntas. Dos mujeres enamoradas en el Nueva York de los años 50, en una película (ahí es nada) sofisticada, íntima, elegante y sutil, bellamente diseñada para dibujar círculos.
2 – The Hateful Eight (Quentin Tarantino)
The Hateful Eight es, sobre todo, exhibición de talento, así que entiendo que pueda irritar a unos pocos, pero es el trabajo de alguien que escribe, filma y edita sin límites y con un talento descomunal para remover, despertar, o provocar pasiones subterráneas. Podemos ponernos de acuerdo en que le sobran cosas aquí y allá, es un poco salvaje estrenarla comercialmente con 168 minutos, esto lo sabrá Tarantino igual que lo sabemos nosotros y aún así hace lo que él quiere. Sigo pensando que Tarantino es un guionista muy llamativo, pero un cineasta mayúsculo. ¿Teatral? En términos puramente cinematográficos, esto es Misa.
1 – Mad Max: Fury Road (George Miller)
Visualmente es un prodigio, tiene una fotografía maravillosa,
de colores intensos con mucho contraste. Pero es que además la película cultiva
un tipo de salvajismo tan excitante en planteamientos, personajes y situaciones
que te pone al borde de la butaca de inicio a fin. No suelo pensar en términos
de género, pero si lo hiciera, y con la forma en que dinamita el cine de acción, esto se parecería mucho a una hermosa obra maestra.