viernes, 6 de marzo de 2009

Gran Torino (2008)

Gran Eastwood, un reserva en su género


Walt Kowalski (Clint Eastwood) es un veterano de la Guerra de Corea, trabajador jubilado del sector del automóvil, racista y resentido, que vive encerrado en su mundo desde que enviudó. Su máxima pasión es cuidar de su más preciado tesoro: un coche Gran Torino de 1972. Sus vecinos de siempre han muerto o se han mudado, siendo sustituidos por inmigrantes latinos, afroamericanos y asiáticos. Las pandillas callejeras presionan a Thao, un joven de origen oriental, para que robe el Gran Torino de Walt, pero el viejo lo impide. En agradecimiento, la madre de Thao manda a su hijo a trabajar para Kowalski y juntos intentarán arreglar el barrio.

Las últimas películas de Clint Eastwood nos han hablado de forma cándida y reflexiva sobre la muerte. Tal vez el director de Million Dollar Baby se haya puesto a buscar un fin de fiesta, un cierre comprometido, una despedida a lo grande al cine que él tanto ama.

Walt Kowalski, gruñe en su casa, sólo le aguanta su perrilla, tiene siempre un rifle a mano, pero no va a vengarse de nadie, asume que su tiempo ya pasó y en una escena magnífica (una de las más determinantes de todo el cine del director), se lanza furioso e impotente a un sillón en la penumbra de su salón. Desconozco cuánto mérito de sus películas (todas, más que buenas) es atribuible al Eastwood director, pero sí sé que delante de la cámara funciona como auténtico imán y su sello perdurable me impide reconocer si se trata de un buen actor o simplemente tiene la atracción de icono mítico que merece. Simplemente cuando Eastwood no está, la película pierde gas.


Gran Torino sólo nos trae buenas noticias. Tiene el aroma de una última y definitiva lección magistral, pero a la vez nos descubre a su director en plena forma y con ganas de más, de hecho ya tiene algún que otro proyecto entre manos. Por lo que pueda pasar, Eastwood ya nos ha dejado su legado, y éste responde con la misma solvencia a las inquietudes del veterano actor que a las de una sociedad en constante proceso de regeneración.


2 comentarios:

AnaValiente dijo...

mE eNCAntó. Sólo él saber hacernos reír y temblar al mismo tiempo.

:)

Trecce dijo...

Hace un cine como el de los grandes clásicos (sin querer compararlo), pero con un sello propio y la maestría que da la madurez.

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