Luces y sombras
Si ya de por sí no es sencillo entrar a valorar cualquier película con frialdad y obviando toda clase de sentimentalismo, menos aún es hacerlo con una película como la que nos ocupa que dejó una huella impresionante en una generación completa, que no es otra que la mía. La sensación que me provoca el film es de un completo aturdimiento*. Aturdimiento: 1. Perturbación física de los sentidos por efecto de un agente externo como un golpe o un ruido; 2. Perturbación emocional momentánea; 3. Falta de serenidad y reflexión. De ahí que considere el esquemático método de pros y contras (ventajas y desventajas, claros y oscuros...) como la mejor forma, al menos la más eficaz, de evitar la redacción fluida en la que seguro me perdería.
1.- Revitalización de un género, el peplum / Sublimación de sus cánones y códigos genéricos. El peplum es un concepto al que dio nombre la crítica francesa para referirse al cine de aventuras ambientado en la Grecia y la Roma clásicas. El peplum tiene fama de no ser muy riguroso con sus referencias históricas. En ellos se magnifica la valentía y fortaleza del protagonista. La ambientación buscaba la espectacularidad. La película dirigida por Ridley Scott insufló vida al género, y su influencia en el cine reciente es indudable: Troya (2004), la insufrible Alejandro Magno (2004), 300 (2007) o la serie de televisión Roma (2005).
2.- Interpretaciones convincentes, resultonas. Acudimos al nacimiento de una estrella mayúscula, Russell Crowe que tras el rudo policía de L.A. Confidential y el científico de El Dilema, irrumpe portentoso en el panorama estelar de Hollywood, Oscar incluido. En frente, Joaquin Phoenix, cuyo rostro es la viva imagen del odio.
3.- Magnífica banda sonora del compositor Hans Zimmer, que aturde* y emociona.
Sombras
4.- No transgresión / No adaptación a su tiempo cinematográfico. Donde más cojea la película de Ridley Scott es en lo modélico de sus planteamientos, todo está tan trillado que no hay lugar para la transgresión del tratamiento, ni estético, ni plástico (años después lo conseguiría 300) , ni mucho menos discursivo.
5. Caricaturización de personajes. Los personajes principales están estereotipados, como castas idealizaciones del bien y el mal.
6.- Grandilocuencia / Super-elefante blanco. La pomposidad de su argumento: "El general que se convirtió en esclavo, el esclavo que se convirtió en gladiador, el gladiador que desafió a un imperio", rezaban los titulares promocionales de la película más popular de los últimos tiempos. La suntuosidad de sus frases.
El resultado final no es tan impecable como algunos pensaron (entre los que me incluyo) en el momento de su estreno, pero está lejos de ser todo lo bochornoso que nos venden los pseudo-intelectuales que se creen puristas del cine. Sopesadas luces y sombras, me reafirmo en que Gladiator es impresionante, o al menos causa impresión, que para el caso debería tener el mismo efecto. Pd. El reparto de estrellas permanece (injustamente) invariable para no herir mi antiguo orgullo de inocente fanático del film.
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