Visconti y Antonioni, alta cocina
Retrato de la destrucción de una rica familia aristocrática italiana que vive en Milán, los Recchi. Io sono l'amore es una película más para degustar que para disfrutar, gracias a su espléndida dirección de fotografía. Con una de las pocas actrices insustituibles del cine de los últimos años, la siempre magnífica Tilda Swinton. Swinton tiene la elegancia de una gélida esfinge de mármol.
De ritmo pesado y cargante, la película se enajena de vez en cuando, justo cuando parece filmada (como en su desenlace) por un Luchino Visconti obsesionado por el eclipse de Antonioni. Una conjunción, por momentos genial, pero del mismo modo, también difícil de seguir con entusiasmo. Es una película enmarcada en un subgénero que no soporto, el del melodrama italiano, pero sería injusto no reconocer la fascinación con la que el director y guionista Luca Guadagnino se atreve a pulverizar a sus grandes referentes.
De ritmo pesado y cargante, la película se enajena de vez en cuando, justo cuando parece filmada (como en su desenlace) por un Luchino Visconti obsesionado por el eclipse de Antonioni. Una conjunción, por momentos genial, pero del mismo modo, también difícil de seguir con entusiasmo. Es una película enmarcada en un subgénero que no soporto, el del melodrama italiano, pero sería injusto no reconocer la fascinación con la que el director y guionista Luca Guadagnino se atreve a pulverizar a sus grandes referentes.