Punch-Drunk Facebook
Empezamos con una paradoja. La red social con mayor número de usuarios en todo el mundo (la friolera de unos 500 millones) surgió con la única intención de convertirse en un club exclusivo. Si pertenecer a un club exclusivo es cool, formar parte del proceso de selección de tu propia parcela exclusiva de ese club, es aún más cool. Tocar lo imposible. Eso es Facebook.
David Fincher se erige en el mejor y más impactante cronista cinematográfico de un tiempo que resulta ser el nuestro. Fincher coge a un icono de lo (pseudo)cool, como lo es Justin Timberlake, y lo transforma en un payaso embaucador de labia viperina y encantador carisma. ¿Y si La red social fuese el mayor spot publicitario jamás rodado? Bienvenidos a la política del siglo XXI.
Mark Zuckerberg, nacido en 1984, estudió en Harvard y fue precisamente allí, dónde se inició en el mundo de la programación pariendo un sistema a base de hackear la red de su universidad. Un programa que le supuso los primeros problemas legales y también le dio la oportunidad de participar posteriormente en un proyecto aún más ambicioso. En 2004 creó Facebook. O eso dice él.
Con el mismo espesor narrativo con el que fuimos a la caza y captura del asesino (de) Zodiac, salimos en busca del origen de la idea emprendedora más importante de nuestro tiempo en La red social. La batalla legal y, por supuesto, dialéctica entre los geniecillos que se pelean por el reconocimiento de haber dado a luz a un fenómeno social de la categoría de Facebook. La solemnidad de una verdad recia desgranada con esmero y apuntalada por el score alucinante de Trent Reznor (fundador de la banda de rock industrial Nine Inch Nails).
Pero es preciso aclarar que ésta no es LA película DE Facebook. De algún modo, La red social describe un proceso. Es un film sobre cómo surgió el germen de Facebook y sobre las consecuencias legales, económicas y morales que este germen arrastra consigo.
Pero es preciso aclarar que ésta no es LA película DE Facebook. De algún modo, La red social describe un proceso. Es un film sobre cómo surgió el germen de Facebook y sobre las consecuencias legales, económicas y morales que este germen arrastra consigo.
En un momento de la película un socio de Zuckerberg pregunta al joven: ¿cuándo estará Facebook acabada? Nunca. ¿Puede la moda pasarse de moda? La moda nunca muere, porque al primer síntoma de agotamiento deja inmediatamente de ser moda. Así funciona Facebook. Solo un proceso en constante regeneración puede sobrevivir a la moda. David Fincher nos entrega su La red social cortada con el mismo juego de cuchillos afilados con el que ya nos apuñaló en El club de la lucha. Un realizador excelente que trasnsforma el guión impresionante de Aaron Sorkin y lo muda a cine imperecedero.
Un ensayo de largo recorrido sobre cómo implantar (desarrollar/ crear/ apropiarse de) el germen de una idea. Lo que debería haber sido el Inception de Christopher Nolan, pero no fue. La red social no solo es el relato de cómo se levantó el imperio de Facebook, es también una lección magistral de economía aplicada, de capitalismo salvaje al servicio de la explotación de vivencias ajenas en el encuentro con una conexión al mundo real.
Tocar lo imposible. En una charla calmada de bar americano, en la intensa secuencia que abre el film, una chica rompe en seco su relación con un brillante alumno de Harvard y experto programador. Y un enigma cae echando el telón a un film prodigioso. ¿Creó Mark Zuckerberg la empresa más relevante del siglo XXI por simple despecho?