Living in a fantasy
1995, una película de animación protagonizada por unos juguetes que cobran vida revienta la cartelera y marca un hito del género conquistando los corazones de padres e hijos. Una historia adulta envasada para críos. 1999, cuatro años después, se estrena la secuela, que pese al entusiasmo con el que la recibe toda la crítica profesional, no deja de ser una elaborada prolongación de la primera cinta.
2010, quince años después (¡se dice pronto!) llega a las carteleras la tercera entrega de Toy Story. Lleva el sello de la más importante y mejor productora de animación (Disney Pixar) y lleva la firma de uno de sus directores emblema, Lee Unkrich, responsable de Buscando a Nemo y la maravillosa Monstruos S.A.
Toy Story 3 ha sido concebida como una película con toda la autonomía que no tenía la segunda parte. Y ahí se nota el cambio de realizador, pues las anteriores fueron dirigidas ambas por el fundador de Pixar John Lasseter (que aquí se limita a tareas de producción). Toy Story 3 supera en todos los aspectos técnicos a las dos anteriores, está repleta de aciertos visuales, y de guiños cinéfilos, y (c-a-s-i) iguala en encanto al original. Y digo c-a-s-i porque desgraciadamente ya no somos tan niños, ni tan inocentes, ni nos dejamos sorprender con asombro. Pero siendo consecuentes, Toy Story 3 será recordada como la entrega más prestigiosa de la trilogía.
Hay una persecución de western y una fuga de una cárcel. Hay un romance con fanfarrón y doncella de armas tomar. Hay un villano traidor y manipulador que parece tierno y achuchable, y hay una cría tímida y encantadora que heredará todos estos juguetes que ya son leyenda viva.
Hay algo mágico en la mirada de este vaquero de rodeo llamado Woody, que atraviesa todo ese tiempo que nos separa de nuestra infancia. En especial la última mirada que le dedica Andy, su dueño (porque sí, los juguetes tienen dueño, y bien orgullosos están de tenerlo), en el emocionantísimo epílogo que Toy Story se marca para redimir a sus dos tercios restantes y para acabar empapando las (por cierto, terriblemente pesadas y oscuras) gafas 3D. El cine como memoria impagable de recuerdos.
8 comentarios:
Y un poso de tristeza o quizás nostalgia, sobre todo para vuestra generación, que ha pasado de la infancia a la madurez con todos estos personajes por compañeros.
En Zamora la pudimos ver sin las pesadas gafitas del 3D, gracias a Dios...
A mí personalmente me encantó
y hubo lágrimas? vaa, lo podéis decir, si aquí no se va a enterar nadie... jeje
para mí el 3D no es un coñazo... pero es mi opinión claro... las lagrimas si querían salir la verdad, pero yo no lloré ni con mufasa jaja
ya te dije victor que era buena... y como le dije a alfonso, me quedo con la escena del quemadero de basura, es una escena tan cercana a la muerte, que transmite mas sentimientos que si estuviera protagonizado por humanos... no crees?
porque woody es muchisimo mejor interprete que la mayoria de los actores de carne y hueso
me gusta la escena del basurero, pero mas aun la ultima, la emotiva despedida de Andy
Pasa desapercibido el maravilloso y espectacular corto de antes de la película...gracias a dios han hecho algo bueno con el día y la noche, y no lo de cruise y diaz...Tremendo...me quede sin palabras, la verdad
La pelicula...pues bueno, sales con una sonrisa y aunque el guion es muy predecible, joder, sale el señor patata pinchado en una tortita.
Me ha servido para ver todo lo que ha cambiado mi perspectiva de las cosas, creo que ese es el acierto de pixar precisamente, es consciente de sus espectadores y les ofrece algo para que puedan sacar una conclusion, ya lleven botas de agua como la niña de la película o puedan conducir.
A mi las gafas no me molestaron y el 3D francamente creo que hace ganar a la película en brillo y contraste. Esta muy bien hecha
es fantastico comprobar como lo q da vida a mr. potato no es la patata sino sus complementos
be potatoes, my friends
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