The Amazing Piscinazo
Reiniciar la saga de Spiderman
tan solo diez años después de que lo hiciese Sam Raimi es o bien un acto de
valentía o bien un acto de idiotez. Primero de todo, y sin que por ello suene a
veredicto prematuro, esta nueva versión de los orígenes de Spiderman es absolutamente prescindible.
Partiendo de esa conclusión, ¿qué aporta la película de Marc
Webb? Aporta pocas cosas y ninguna de ellas interesante. Es cierto que confirma
que Andrew Garfield y Emma Stone –Peter Parker y su primer amor de instituto,
respectivamente– son dos buenos actores, que funcionan muy bien juntos,
pero eso ya lo suponíamos. También el guión matiza algunos momentos determinantes
de la infancia y la adolescencia de Parker y su transformación en Spiderman. Además
de que en esta nueva versión Parker es un skater y escucha a Coldplay.
Conociendo el historial de Webb –responsable de 500 días juntos – no es de extrañar que
el gran atractivo de la película fuera descubrir cómo se desenvuelve Parker
con las chicas en los pasillos del instituto. Y de uno de los encuentros entre
clases y frente a las taquillas entre Garfield y Stone, a poco más de media
hora del comienzo de la película, surge entre titubeos, tartamudeos y frases
entrecortadas, una propuesta de cita peculiar y muy poco concreta, que se
convierte en el único clímax genuino de la película.
1 comentario:
-Oyes eso Víctor?
-Cual?
-Es Spider-Man intentando salir de la mierda que le ha echado encima Batman.
No haré más preguntas... XD
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